Un baile de movimientos
A Frances le gusta bailar, hacer el pino, simular peleas, reseguir baldosas, hacer piruetas por la calle. Frances tiene veintisiete años y una amiga. Su amiga: Sophie. La secuencia inicial de Frances Ha (2012), que funciona casi como corto, presenta la idílica cotidianidad de Frances y Sophie, dos amigas que viven juntas, que comen juntas, que fuman juntas, que duermen juntas ―sin calcetines, eso sí―, todo en un tono entre tierno y cómico. Cuando Sophie decide mudarse de piso, se produce un enorme vacío en Frances.
¿Qué sería de Frances Ha sin Greta Gerwig, su actriz protagonista? Pues no lo sabemos, pero hay algo innegable: la última película de Noah Baumbach es un trabajo sobre la amistad (femenina), que se construye a partir de la fisicidad, de la estructura en capítulos y de sus consecuentes elipsis. Y sí, también se ha dicho que la última del director de The Squid and the Whale (2005) y de Greenberg (2010) baila con Woody Allen, con la nouvelle vague y con la serie Girls (2012). Es cierto.
Pero yo me pregunto: ¿nadie se ha acordado de Bridesmaids (2011), de Paul Feig, con Kristen Wiig a la cabeza? Fuera de las analogías con el blanco y negro del Manhattan de Allen —o del París de Truffaut, Godard, Chabrol—, con la carrera a lo Denis Lavant en Mauvais sang (1986) —con el Modern Love de David Bowie de fondo—, o con el retrato generacional de la serie con producción de Judd Apatow —vinculado a la obra de Baumbach y también productor del film de Feig—, Frances Ha es una comedia con un hondo poso melancólico. Y en ese sentido, Wiig y Gerwig se me antojan primas hermanas, no ya solo porque ambas sean las protagonistas en sus respectivos films, además de guionistas —apunte nada baladí—, sino porque todo gira alrededor de ellas, de sus cuerpos, desde la cabeza hasta la punta de los pies, en una historia sobre la amistad y el miedo al crecimiento. Cuando Lillian decide casarse, se produce un enorme vacío en Annie. Así sería la versión de Bridesmaids. Y el poso melancólico sería el mismo que en Frances Ha.
Ahora bien:
Frances Ha me parece mejor película. 1. Porque los guiños cinematográficos citados no son un mero pastiche, sino que casan con una instantánea generacional, con ese paso hacia la madurez (una Antoine Doinel femenina). 2. Porque juega con los espacios, las diferentes casas, las diferentes ciudades (¿cuál es el lugar de Frances?), dividiéndolos en intertítulos. 3. Porque el trabajo sobre el cuerpo de la protagonista (bailarina de segunda fila) es una constante mezcla entre lo torpe y lo grácil, lo que desprende mucha ternura, mientras que el cuerpo de Wiig era una explosión hilarante, desbocada. La ternura no se desprendía tanto de su cuerpo como sí de sus desastrosas situaciones, aunque muy cómicas. Cómicas de comedia. Por eso me pregunto yo: pese a la insistencia en querer acercar Frances Ha a la nouvelle vague, ¿la película no baila mejor con eso que en los últimos años ha venido a llamarse la nueva comedia americana?
Trailer Frances Ha, de Noah Baumbach:
Trailer Bridesmaids, de Paul Feig: